“Asimetría orgánica”
de
Mónica Alonso
Dentro de la historia del arte existe una rama
especializada en estudiar todos aquellos objetos que al momento de su creación no fueron necesariamente concebidos como piezas
artísticas, ya que el motivo de su elaboración correspondía más a crear piezas que fueran funcionales y utilitarias para el
hombre; sin embargo, la maestría en el manejo de la técnica así como la aplicación de cánones artísticos vigentes en su época,
han permitido que hoy sean considerados pequeñas piezas artísticas.
Se trata de las llamadas “artes decorativas”
o “artes aplicadas”, que abarcan desde una pequeña pieza en marfil hasta grandes muebles de madera que en algún
momento formaron parte de la decoración de palacios, conventos, haciendas o simplemente de las casonas de familias que vivían
momentos de prosperidad.
Basta recorrer las salas de las colecciones que
lograron reunir Franz Mayer o Antonio Haghenbeck y de la Lama (Museo Casa de
la Bola), para darnos cuenta de la importancia y valor estético que poseen cada
una de estas piezas, al mismo tiempo que nuestra concepción de los diferentes
momentos en la historia se ve enriquecido al tener contacto con los enseres más elementales utilizados por las sociedades
de otros tiempos.
En la actualidad, cuando no existe una tendencia
estética clara que pueda englobar las diferentes manifestaciones artísticas, las oportunidades lúdicas al momento de la creación
se han incrementado. Es así como Mónica Alonso desarrolla su trabajo, interesada en la cerámica especialmente trabajada con
la técnica da placas, aborda esta libertad para definir un estilo que la identifique, pero que al mismo tiempo le permita
encontrar el justo medio entre los requerimientos del mercado y su necesidad de expresión artística.
Su trabajo en cerámica está enfocado en aquellos
objetos que son principalmente “utilitarios”, sin embargo esto no es una limitante que le impida explorar las
posibilidades estéticas que se pueden obtener a través de estos utensilios; platones, tazas, floreros son sólo algunos de
los objetos en los que Mónica se esmera por hallar el Ideal, su Cánon de belleza;
ante esto no tiene reparo en reconocer que aún se encuentra en una etapa de búsqueda, en la que ya se comienza a identificar
su gusto por las formas desiguales, lo asimétrico, los colores neutros.
Sus investigaciones la han llevado a adentrarse
un poco dentro de la creación de algunas obras meramente “contemplativas”, en las que sigue conservando los mismos
elementos que gusta trabajar en el resto de su obra.
Así Garros Centro Cultural, abre sus puertas
a una artista novel que muestra su propuesta estética a través de sus bellas creaciones en cerámica.
Octubre de 2006
Arturo Figueroa
Historiador de Arte