Al principio de un día, o sea, hacia el amanecer, Luma despertó en medio de una hoja en blanco.
Era sólo un puntito negro de tinta china que no se secaba.
No sabía si estaba arriba o abajo, a la izquierda o la derecha de esa hoja.
Sin embargo, hacia el anochecer, y después de despertarse de un profundo y largo sueño, Luma se dio cuenta que otro
puntito negro de tinta sin secar, había aparecido.
Se dio cuenta, que estaba a un costado de ella.
Luego entonces, Luma estaba del lado izquierdo, y el nuevo puntito aparecía del lado derecho.
Luma entonces le preguntó:
- ¿Qué eres?
- Soy Puma – respondió el puntito negro de tinta china.
Con el tiempo, los puntos sobre la hoja de papel en blanco se hicieron amigos, y de esa amistad nació el amor entre
ellos.
- ¡Haznos vivir¡ – pidieron un día de invierno Luma y Puma al pintor poseedor de la hoja de papel con dos puntos
de tinta negra que no secaba.
Entonces, José, hizo la magia.
Dibujó lo que por mucho tiempo había percibido
en esos puntos negros de tinta china.
Los convirtió pues, en gatos de amor.
Desde entonces, Puma y Luma viven entrelazados y felices de haber sido creados mediante la imaginación de un gran autor.