SOLEDAD
Roxana Elvridge Thomas
Un gato luminoso deslizó sus
huellas por mi sueño,
rondó el espacio en el que
habito,
encendió con rumores las bujías
que pensaba fundidas para siempre.
Trajo en las pupilas el remedio
que ayuda a atravesar todo
abismo.
Entre el pelo de su lomo
vivía una legión de seres asombrosos
siempre listos para el tósigo,
las alas
y el balance sempiterno de
las lunas.
Su luz alimentó los pliegues
de estos muros,
hizo cóncava la almendra en
que reposo,
bordó mil manantiales al contacto
de sus patas.
Ahora, que emprendo nuevamente
la marcha,
vuelvo el rostro hacia el lugar
donde solía morar
y veo al gato iluminando la
ventana.
Cierra los ojos.
comprendo que se ha ido.